Confesar el nombre más elevado

Confesar el nombre más elevado
~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~



Filipenses 2:9-11 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.


~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~


Filipenses 2:9 dice: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. El Señor se humilló a Sí mismo hasta lo sumo, pero Dios lo exaltó hasta la cumbre más alta. Según lo indica el versículo siguiente, el nombre al cual se refiere este versículo es el nombre de Jesús.
 Desde la ascensión del Señor no ha habido sobre la tierra ningún otro nombre que esté por encima del nombre de Jesús. Dios exaltó a Jesús, quien era un hombre auténtico, para que fuese hecho Señor de todos. Por tanto, es correcto clamar: “¡Oh, Señor Jesús!” Debemos confesar el nombre del Señor públicamente. ¡Cuán glorioso es adorar al Señor invocando Su nombre! De hecho, el Nuevo Testamento… nos da una clara indicación de que debemos invocar Su nombre.


Cuando Pablo aún era Saulo de Tarso, él recibió autoridad de parte de los principales sacerdotes para encarcelar a los que invocaban el nombre de Jesús. En la actualidad también afrontamos oposición por invocar el nombre del Señor Jesús. Pero cuanto más se nos opongan y nos ataquen, más debemos invocar Su nombre. Cuando el Señor Jesús fue exaltado, 
Él recibió un nombre que es sobre todo nombre. En la historia de la humanidad no ha existido ningún otro nombre que esté por encima del nombre del Señor Jesús. El nombre de Jesús es el nombre más elevado del universo. El nombre del Señor expresa la totalidad de lo que el Señor Jesús es en Su persona y Su obra. La expresión “en el nombre...” denota la esfera y elemento de todo lo que es el Señor. Es de esta manera que nosotros oramos y adoramos al Señor. No sólo debemos invocar el nombre del Señor Jesús, sino además doblar nuestras rodillas en Su nombre; esta es la manera de adorarle.

En el versículo 10 vemos que hay tres niveles en el universo: los cielos, la tierra y el lugar debajo de la tierra. Los que están en los cielos son los ángeles; los que están en la tierra son los hombres; y los que están debajo de la tierra son los muertos. Llegará el día en que todos los que moran en estos tres lugares doblarán sus rodillas y confesarán que Jesucristo es el Señor. Confesar públicamente que Jesucristo es el Señor equivale a invocar al Señor (Ro. 10:9-10, 12-13). En Su ascensión, Dios hizo Señor a Jesús como hombre (Hch. 2:36). Por consiguiente, toda lengua debe confesar que Él es el Señor. Esta confesión es para la gloria de Dios Padre. La preposición griega traducida “para” significa “dando por resultado”. Por lo tanto, confesar que Jesús es el Señor da por resultado que Dios el Padre sea glorificado. Esta es la excelente culminación de todo lo que Cristo es y ha hecho, en Su persona y Su obra (1 Co. 15:24-28)

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