Vivir una vida crucificada
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~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~
Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús, el cual, existiendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres; y hallado en Su porte exterior como hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Filipenses 2:13Porque Dios es el que en vosotros realiza así el querer como el hacer, por Su beneplácito.
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~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
El modelo presentado en estos versículos es la vida que hoy mora en nosotros, a la cual llamamos una vida crucificada. Las siete etapas de la humillación de Cristo son los aspectos de la vida crucificada. Cristo poseía la expresión del ser de Dios, pero la dejó a un lado. No obstante, Él no abandonó la realidad de Su deidad. Ciertamente renunció a la forma de Dios, la forma más elevada, y tomó la de un esclavo, la forma más baja. Fue en este sentido que Él se despojó a Sí mismo. Esta es sin duda la característica de la vida crucificada. Luego, después de que el Señor se hizo hombre y fue hallado en Su porte exterior como hombre, se humilló a Sí mismo hasta la muerte de cruz. Fue así que la vida crucificada se expresó de manera plena y absoluta.
Cristo no es simplemente para nosotros un modelo exterior; Él es también la vida que mora en nuestro interior. Él desea que lo experimentemos como nuestra vida interior, a fin de que también llevemos una vida crucificada. En esta vida no tienen cabida la ambición, la vanagloria ni el orgullo. Por el contrario, la vida crucificada está siempre dispuesta a despojarse y a humillarse. Sólo cuando experimentamos y vivimos a Cristo, podemos llevar esta vida de forma espontánea. Esto quiere decir que cuando vivimos a Cristo, expresamos a Aquel que es el modelo de la vida crucificada. Sólo así podremos despojarnos y humillarnos a nosotros mismos.
Si la vida crucificada no estuviera en nosotros, nos sería imposible vivir conforme al modelo que presenta Filipenses 2. Únicamente dicha vida puede lograrlo. Si seguimos actuando por ambición y vanagloria, e incluso aspiramos a ser un hermano que lleva la delantera o un anciano en la iglesia, esto muestra que no llevamos una vida crucificada, ya que no estamos dispuestos a despojarnos y a humillarnos. Sin embargo, debemos ver que en nosotros hay una vida que está siempre lista para despojarse y humillarse. Esta vida no estima nada como algo a que aferrarse. Por el contrario, está siempre dispuesta a renunciar a toda posición y título.
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