Vivir a Cristo (3)
Vivir a Cristo (3)
~~~Versículos de la Biblia ~~~
Filipenses 3:9 Y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por medio de la fe en Cristo...
Colosenses 2:9 Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.
~~Palabras del ministerio ~~~
(Parte 3 de 3)
A menudo en la vida cristiana, tendemos a seguir ciertas prácticas. Por ejemplo, quizás nos demos cuenta de que hablamos demasiado y nos propongamos limitar nuestro hablar. Tal vez logremos restringirnos, pero nos olvidamos de vivir a Cristo. Una cosa es adoptar cierta práctica, y otra muy distinta es vivir a Cristo. A Dios no le interesa cuán santos, espirituales y victoriosos seamos en nosotros mismos. En realidad, llevar una vida así por esfuerzo propio es lo mismo que intentar guardar la ley. Lo que realmente cuenta para Dios es Cristo y el hecho de que lo vivamos. Con respecto a esto, la situación actual de los creyentes no corresponde con el deseo de Dios. Es por eso que luchamos por vivir a Cristo de una manera genuina. Dios anhela que Su pueblo viva a Cristo. No nos distraigamos con la santidad, la espiritualidad o la victoria, ni con nuestras virtudes o atributos naturales. Más bien, debemos centrar toda nuestra atención en vivir a Cristo, con el único propósito de que Él sea magnificado en nosotros.
En la epístola de Filipenses Pablo nos alienta a tener un solo pensamiento (2:2), a saber, vivir a Cristo. Nuestra única preocupación debe ser vivir a Cristo y magnificarle. En lugar de tratar de ser santos, espirituales y victoriosos, debemos aspirar a vivir siempre a Cristo y magnificarlo con toda confianza, ya sea por vida o por muerte. El deseo de Dios hoy es que vivamos a Cristo.
No permita que nada lo distraiga de su experiencia directa y personal con Cristo. Es cierto que necesitamos conocer el trasfondo de esta epístola y comprender cuál es la condición actual de la religión; además, debemos discernir los diferentes motivos por los que se predica a Cristo. Sin embargo, nada debe desviarnos de Cristo mismo. Hoy debemos centrar nuestra atención en este único pensamiento: vivir a Cristo.
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