Vivir a Cristo (2)

Vivir a Cristo (2)

;;;;;Versículos de la Biblia ;;;;;

Filipenses 1:21 Porque para mí el vivir es Cristo…

Efesios 4:15 Sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la Cabeza, Cristo.

~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
(Parte 2 de 3)

Vivir a Cristo no consiste meramente en llevar una vida santa ni en expresar santidad en el vivir. Vivir a Cristo consiste en vivir a una persona. Admitimos que “vivir a Cristo” es una expresión nueva, pero la usamos deliberadamente. Anteriormente hablamos de “expresar a Cristo en el vivir”, y aunque no es incorrecto decir esto, se aleja un poco del verdadero sentido. Simplemente debemos vivir a Cristo. La vida que llevamos debe ser Cristo mismo.

Por experiencia puedo testificar que lo más difícil en la vida cristiana es vivir a Cristo. Podemos ser “santos”, “espirituales” y “victoriosos” sin que vivamos a Cristo. Podemos ser todas estas cosas, y aún permanecer en nuestra vida natural. Esto significa que no estamos viviendo a Cristo.

Por naturaleza, soy una persona rápida. Recuerdo que después de que recibí al Señor, mi hermana se puso muy contenta y quiso ayudarme a vencer mi rapidez natural. En lugar de reprenderme o corregirme, me habló de algunas personas que eran más calmadas en su manera de hablar y actuar. Al comprender lo que ella trataba de enseñarme, le dije al Señor que me arrepentía por ser tan rápido y le pedí que me hiciera más lento. Pero mi conducta se asemejaba a la de un mono que trata de imitar a un hombre; aunque lograba hacer las cosas pausadamente por algunos días, después volvía nuevamente a mi carácter rápido. No lograba disminuir mi rapidez debido a que yo era así por nacimiento. Mi hermana tenía buenas intenciones al enseñarme a que no fuera tan rápido, pero no me ayudaba a vivir a Cristo. Ahora, después de más de cincuenta años, puedo ser más lento y paciente. También soy capaz de controlar mi enojo. En cierto sentido, puedo ser santo, espiritual y victorioso, pero he descubierto que eso se puede lograr sin vivir a Cristo.

Si hemos de vivir a Cristo, debemos tomarlo como nuestra persona y nuestra vida misma. Aunque he avanzado al respecto, debo admitir que todavía no he alcanzado absoluto éxito. Casi todas las mañanas le digo al Señor: “Señor, te agradezco por darme otro día para vivirte. Señor, por mí mismo no puedo hacerlo. Te pido que me recuerdes que debo vivirte y concédeme la gracia necesaria para ello”. Pero aun así, me doy cuenta de que poco después de haber hecho tal oración, me es muy fácil volver a vivir por mí mismo en lugar de vivir a Cristo. Quizás mi manera de vivir sea buena, pero no vivo a Cristo. Aún no puedo declarar con confianza las palabras de Pablo: “Para mí, el vivir es Cristo”.

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